Precariedad editorial

Si un escritor desea tener muchos lectores, en el Perú podría decepcionarse. Los peruanos leen, en promedio, 3,3 libros al año. ¿Podría hablarse de una industria editorial con esa capacidad lectora? Con una nueva Ley del Libro en proyecto, las editoriales están pendientes. Pero el problema va más allá de la legislación. El mercado editorial peruano es minúsculo.

 

En algún punto de su jornada laboral, un escritor calcula cuánto más necesitará para terminar un manuscrito. En ese itinerario la conexión de su creatividad con la economía es parecida a la de cualquier trabajador: alimentación, materiales para laborar, movilidad en caso fuere necesario, etc. Convertir sus hojas tipeadas en un libro inicia un nuevo ciclo de su actividad. Uno menos azaroso que escribir, pero igual o quizás hasta más importante. Es la conversión de un trabajo artístico e intelectual en un producto que pasará a ser ofrecido en librerías y ferias. ‘Cómo podría circular mi nombre por esta geografía cultural’, se pregunta. Entonces acude a un editor. Su elección debe ser cuidadosa. La elección de ambos. Ambos deberán reconocer en el otro sus fortalezas, sus debilidades, minimizar las tensiones y desarrollar una estrategia que los beneficie a los dos. Deben convencerse de que pueden ganar. Sí, como el futbolista y el director técnico. Aunque claro, ese convencimiento no garantiza obtener los tres puntos. Menos en un país que lee, en promedio, 3.3 libros (estudio de la PUCP del 2015) al año. En América Latina, los peruanos somos La Universidad San Martín de la industria editorial. Esa barra necesita más hinchas (seguir leyendo en Frontera Pirata)

Imagen de portada: Pixabay

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